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Así medirán, en tiempo real, la contaminación de los autos de carga

Es el primer proyecto de la alianza Bogotá Inteligente, que une el trabajo de academia y privados.

En marzo, Bogotá y la región verán andando otro proyecto de ‘smart city’ o ciudad inteligente sobre sus calles. Se trata de un sistema de monitoreo de emisión de contaminantes en vehículos de carga que arrojará información útil para empresas y tomadores de decisiones en la capital.

Este piloto es la primera tarea que sacará adelante la alianza ‘Bogotá Inteligente’ que recién se firmó este lunes entre representantes de la academia, empresas privadas y organizaciones que eligieron apostarle al uso de la información y al internet de las cosas para generar soluciones a retos de ciudad. En este caso, el primer reto será de tipo ambiental.

“Celebramos la firma de esta alianza, que le permitirá a Bogotá y la región avanzar en el objetivo de consolidarse como una ciudad inteligente, con capacidades de captura y analítica de datos para el desarrollo de soluciones al servicio de sus ciudadanos”, afirmó Juan Carlos Pinzón, presidente de ProBogotá, una de las organizaciones miembro de la alianza y agregó que este primer proyecto pondrá a trabajar en equipo a la Andi (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia), a la EAN, a la Universidad del Rosario, a la Universidad Nacional y a Tigo, entre otras.

Juanita Rodríguez, vicerrectora de innovación de la Universidad EAN y una de las gestoras de este piloto, explicó que el sistema de monitoreo funcionará gracias a sensores instalados en 60 o 100 vehículos de carga de cinco empresas. Los sensores medirán la emisión de material particulado PM 2.5 y tomarán datos de ubicación, temperatura, humedad, aceleración y otras variables que permitirán generar conocimiento sobre el transporte, la logística y su relación con las emisiones para, a su vez, permitir formular soluciones.

“Vamos a medir todos los temas logísticos que a las empresas les interesan: cuánto tiempo tardan los recorridos o cuál es la mejor hora para entregar mercancía. Además, entenderán cómo se aumenta o reduce la huella de carbono por causas relacionadas con la parte mecánica del carro o por cómo maneje el conductor. Por eso, el proyecto viene en conjunto con un curso del Sena de ecoconducción, para aportar soluciones reales y efectivas”, detalló Rodríguez.

Además, esa información será transmitida en tiempo real por una SIM e internet de Tigo a un sistema de almacenamiento provisto por Amazon. Desde ahí, un equipo de la Universidad del Rosario hará la analítica de datos y la interpretación y visualización de datos.

Valérie Gauthier, directora del Departamento de Matemáticas Aplicadas y de la Computación de la Universidad del Rosario, estuvo al frente de la estructuración de la arquitectura de datos y del modelo que permita interpretar la información y disponerla en una plataforma.

“Tendremos no solo los datos variables que nos enviarán los sensores, sino también unos fijos que les pedimos a las empresas que nos dan información sobre qué combustible usan y qué tipo de tecnología tiene su flota de buses”, manifiesta Gauthier. Rodríguez agrega que esto dará evidencia de los beneficios de la transición hacia flotas eléctricas y a gas.

Al final, la visualización de datos se ofrecerá en dos versiones: una para las empresas y otra, de datos abiertos, para la ciudadanía. El del segundo tipo será posible cuando haya el número suficiente de empresas que permitan anonimizar la información, es decir, que se revelen datos sin especificar de qué flota o empresa provienen. Esto como cuota de privacidad y de protección de información.

Haber llegado a este punto no es cosa cualquiera. Este modelo de cooperación entre academia y privados es uno de los más usados alrededor del mundo para impulsar proyectos de ciudad inteligente e internet de la cosas que, luego, puedan conectarse con políticas y entidades públicas para llegar a una escala aún mayor.

Además, el anuncio del proyecto piloto coincide con la puesta en marcha del decreto 840 de 2019, firmado por las Secretarías de Movilidad y Ambiente de la Alcaldía pasada, que puso nuevas reglas al transporte de carga en beneficio a la calidad del aire de Bogotá. Esta norma estableció, entre otras cosas, que los automotores de carga de modelos que superen los 20 años tendrán dos restricciones a la movilidad: una rotativa por número de placa y otra fija.

Al final, tener dos frentes de acción -uno público y normativo con el decreto y otro privado y de corte académico con el piloto de la alianza ‘Bogotá Inteligente’-que traten este tipo de emisores podría ser benéfico para la ciudad. Según cifras del Distrito, los vehículos de carga aportan un porcentaje significativo de material particulado al aire de Bogotá ya que más del 80 % de ese parque automotor tiene tecnologías Euro III o inferior. Por eso, la información que pueda aportar la academia en estos momentos es clave.

Es el momento de tomar decisiones basados en la información y las tecnologías. Por eso quisimos dar el gran paso”, remató Pinzón.

Fuente

EL TIEMPO