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Restaurantes del centro: endeudados y sin apoyo

Dinero conversó con algunos dueños de restaurantes tradicionales del centro de Bogotá y conoció que, en medio de la reapertura,

están con deudas millonarias y, hasta el momento, no han recibido ningún apoyo del Gobierno.

El centro de Bogotá empieza a retornar a la vida paulatinamente. Aunque no son los miles que caminaban por estas calles históricas antes de la cuarentena, cientos de personas vuelven a darle vitalidad a La Candelaria, luego de que los gobiernos nacional y distrital flexibilizaran las medidas de cuarentena y permitieran la reapertura de restaurantes y locales comerciales.

Según datos de la Alcaldía de la localidad, diariamente pasaban por esta zona (antes de la pandemia) más de 300.000 personas, entre estudiantes, trabajadores y turistas, a los que hay que sumar los 25.000 habitantes de este sector.  Sin embargo, el panorama en las últimas semanas es desolador , pues, aunque se ve gente, muy pocas personas se acercan a los restaurantes. 

La Puerta de la Catedral, un restaurante de balcones ubicado a uno de los costados de la Catedral Primada de Bogotá, sobre la calle 11, fue uno de los primeros en reabrir, una vez se autorizó la actividad por parte de la Alcaldía. Mauricio, su propietario y fundador, le contó a Dinero que empezó este emprendimiento hace cerca de siete años, en un pequeño espacio adjunto al restaurante. Luego de mucho trabajo y dedicación, logró ampliar su local a la casa completa, que en ese momento estaba a punto de caerse, y que hoy es uno de los sitios más visitados de la zona.

Cerca de 45 empleados se vieron afectados por la situación de cierre parcial que vivió el restaurante, según Mauricio, quien aseguró que cuando tomó la decisión de reabrir, a pesar de que sabía que no iba a tener muchos clientes, decidió  reincorporar a la mitad de ellos, pero la idea es recuperarlos a todos . "En estos dos días (4 de septiembre), el movimiento ha sido lento, pero tenemos todo el ánimo y la confianza de que nos vamos a recuperar y en algún momento vamos a volver; esto fue algo totalmente inesperado y nos cogió desprevenidos". 

Aunque ha intentado incursionar en el tema de domicilios, asegura que no es un segmento que compense las ventas previas, pero ya es algo que llegó para quedarse. (Los domicilios pueden pedirse a través de la página del restaurante o al 319 4109601, de 7:00 a. m. a 8:30 p. m.)

"Este es un lugar que se movía muy bien. Teníamos 70 mesas y muchas veces no nos daban abasto porque vivían llenas siempre, y ahora el cambio ha sido brutal: hemos bajado las ventas en un 80% aproximadamente y si hoy tenemos a 20 personas es porque hay fe y esperanza. Aquí siempre hay qué hacer", explica Mauricio, quien añade que espera no tener que volver a cerrar, porque es posible que "en ese caso no pueda volver a abrir".

Unos pasos más abajo está la Puerta de la Tradición, un restaurante que lleva funcionando por varios años en esa importante cuadra gastronómica de la capital, en donde los arriendos pueden llegar a estar sobre los $30 millones.

Dinero conversó con su administradora, María Eugenia Rico, quien comentó que, durante las primeras horas de reapertura del local, la situación es difícil, pues después de más de cinco meses de cierre les tocó empezar desde cero y más, porque "todo sigue corriendo: los recibos, las cuentas, los proveedores".

En lo que llevaba del día, María Eugenia nos comenta que habían vendido $30.000, que ni siquiera alcanzaba para pagarle a alguno de los cuatro empleados que trabajan en el restaurante. "Estamos abiertos por mantener el negocio, por reactivarnos, pero vemos el panorama difícil". 

Nelson Arciniegas, administrador de Balcones de la Candelaria, nos cuenta que la caída ha sido dramática, pues aunque ya llevan tres semanas de reapertura, los domicilios no cubren ni el 5% de lo que demanda un local,  ni siquiera da para cubrir el sueldo de los empleados  y todo sigue corriendo; "por lo que le toca ver a uno de dónde se agarra", agregó. 

Como ocurre en la mayoría de casos, según cuenta el administrador, han tenido que valerse de préstamos de amigos y familiares para poder continuar con el restaurante, pues no quieren cerrar y que llegue alguien con el capital para comprar y pueda aprovechar el esfuerzo que han hecho durante muchos años para consolidar su marca. 

Este medio intentó acercarse a la Puerta Falsa, pero no fue posible conversar con sus propietarios, aunque se conocieron públicamente los fuertes problemas financieros que tenía este emblemático restaurante de la capital, que lo llevaron a su cierre permanente por un tiempo, pero que pudo sobrevivir con ayuda de la Universidad del Rosario para recuperar parte del mercado que quedó atrás con la pandemia. 

Apoyos del Gobierno 

La respuesta al unísono es "no". A ninguno de los restaurantes que consultó Dinero se ha acercado algún funcionario de la Alcaldía Distrital, ni local, para conocer la situación de estos locales o para ofrecer algún tipo de ayuda u orientación, aunque todos los empresarios reconocen que en este momento seguramente hay otras prioridades y que la situación no es fácil

Desde varios restaurantes comentan que tampoco conocen cuáles son las líneas de créditos del Gobierno y que, al intentar acercarse, no han recibido una respuesta positiva, pues es difícil que un banco les preste debido al panorama de un sector que puede llegar a vender más de $35 billones al año y generar más de un millón de empleos. 

"Lo que ha dicho el Gobierno es una mentira: acceder a los créditos es difícil, porque ellos solo le prestan a las personas que tienen y si el banco tiene forma de ver un respaldo, de resto nada", comenta con  algo de molestia Nelson Arciniegas, quien agrega que bajo la estructura  actual de distanciamiento social no ven viable su negocio, pues ellos tienen capacidad para 80 personas y solo pueden recibir a 20. "La idea es matarnos, con todas las medidas que se han impuesto, las reservas, los tiempos, la desinfección, la inversión; la idea es acabarnos".

El turismo 

"Nosotros vivimos del turismo, de los extranjeros y en esta situación es imposible", coinciden los restauranteros, que agregan que abrir más allá de las 5 de la tarde es inviable, porque las calles quedan solas y no hay mucha policía que vele por la seguridad de los locales. 

La Alcaldía está revisando cuáles calles sirven y no sirven para este programa, comentan los empresarios, que además indican que han incurrido en mayores gastos durante este tiempo, con las adecuaciones de bioseguridad y los elementos sanitarios como el alcohol y los desinfectantes. 

Otro de los puntos que preocupa a los empresarios es que esperan que este proceso se extienda hasta el otro año, por lo que se ve difícil el panorama hasta diciembre, que era el mejor mes para ellos,  debido al turismo y los eventos navideños que se celebran en la Plaza  de Bolívar.

Los vendedores ambulantes también se han visto particularmente afectados por la situación, pues, aunque aún se ven varios de ellos por algunas de las calles adoquinadas que conducen a la Plaza de Bolívar, las ventas son "muy bajas", como nos cuenta Efigenia, quien tiene un carrito con el que ha vivido durante los últimos 24 años. 

Según la comerciante, las ventas de los últimos días "no son nada", pues ni siquiera le alcanzan el diario y, aunque no paga un arriendo de un local, sí tiene que pagar un arriendo del lugar en donde vive, servicios, comida y mercancía, por lo que hizo un llamado a la Alcaldía para que apoye de alguna manera su actividad, que es su único sustento.   

Servicios públicos 

"Ayer nos iban a cortar la luz por un recibo de $7 millones; que no le cabe a nadie en la cabeza porque teníamos cerrado", comentan desde otro restaurante, al tiempo que resaltan que ni siquiera en este sentido reciben apoyo de las autoridades, ya que muchas veces van a hacer el reclamo y no les prestan atención o los remiten de un lugar a otro, hasta que por fin llegan a acuerdos para pagar a plazos. 

Tomado de la revista Dinero